¡Conoce los errores más comunes de la redacción en Internet!

Muchas veces escribimos artículos que parecen ser adecuados a las necesidades, expectativas y metas de nuestros clientes. Pero, al entregar el trabajo, somos sorprendidos con correcciones respecto al abordaje del tema y otras equivocaciones que, para nosotros, no tienen mucho sentido.

tipos de redacción

Si ya te topaste con una alguna situación semejante, ¡no estás solo! Esto es mucho más común de lo que te imaginas. Por eso, para fidelizar a tu cliente, necesitas mejorar continuamente los contenidos que desarrollas, detectando todos los errores en la redacción para no repetirlos.

Actualmente, aquí en Rock Content, trabajamos con más de mil ediciones mensuales de textos y, con esto, identificamos problemas comunes a muchos de nuestros redactores. Para que consigas mejorar el contenido y conquistes cada vez más oportunidades de trabajo, decidimos crear una súper publicación que engloba los errores más comunes encontrados en nuestras ediciones. ¡Mantente atento y descubre cómo incrementar tus habilidades de escritura de contenidos para web y conseguir la satisfacción de tus clientes!

1 – Mala interpretación del título = alejarse del objetivo de la idea

Los redactores de Rock Content ya están familiarizados con hablar de interpretar correctamente el “objetivo de la idea” antes de desarrollar el contenido. Para dejar más claro esto podemos decir que todo título es una promesa de contenido para tu lector y por eso, esta debe ser cumplida. Al final, cuando realizas una búsqueda en Internet, el primer factor que lleva al clic en un determinado vínculo es el título del contenido. O sea, cuando necesitas recolectar conocimiento sobre “cómo desarrollar una estrategia de Marketing de Contenido”, le darás clic a los vínculos que más se adecuen a la información que necesitas.

El error más grande, por eso, es caer en la ansiedad de entregar el contenido de forma rápida, lo cual provoca casi siempre una mala interpretación del título de la publicación y, por lo tanto, un texto que no se ajusta a lo que el cliente quiere. Para evitar esto, algunos factores deben ser tenidos en cuenta. Como por ejemplo:

  • Comprender quién es el cliente o lo que hace;
  • Entender bien quién es la persona a la que se le está dirigiendo el contenido;
  • Interpretar el título relacionándolo con estas 2 variables para definir el tipo de información relevante para el texto, cliente y público en cuestión;
  • Construir el texto con lógica de tal manera que conduzca el pensamiento del lector de manera fluida.

2 – Introducciones genéricas y poco atractivas

La introducción de los artículos también es un punto bastante crítico. En la rutina del editor de contenidos y en los intercambios de información con los demás editores aquí en Rock Content, la necesidad de grandes adecuaciones en las introducciones es siempre parte de las conversaciones. Los problemas que más encontramos son:

Responder a la promesa del título en la introducción

De la misma forma que evitar la promesa del título es una pésima forma de lidiar con tu texto, responder a la principal pregunta de la publicación al inicio también acaba con ella, ya que estás regalando la información que el lector de buenas a primeras y, por lo tanto, no necesita seguir leyendo.

La introducción necesita ser una breve contextualización sobre el asunto, instruyendo al lector sobre lo que va a poder descubrir a lo largo del texto. Es importante que la introducción tenga también un CTA, que invite al público a continuar la lectura de la publicación hasta el final.

Falta de objetividad

El uso de muchas analogías no contextualizadas directamente con el contenido, explicaciones demasiado largas y otros factores que dejan la introducción muy extensa, disminuyen el interés del lector. Recuerda que la función de la introducción es hacer que la audiencia lea todo el contenido. Por eso, esta parte de la estructura textual debe ser intrigante y hablar sobre lo que será demostrado al recorrer el contenido.

Introducciones muy cortas

Lo contrario al punto anterior, también es un problema. En el intento de ir directo al grano, es común que algunos redactores escriban introducciones muy directas, como si fuese apenas una llamada a la lectura, sin contextualizar el abordaje del contenido. Al igual que con la falta de objetividad, las introducciones muy cortas acaban por no antojar la lectura del contenido.

Mala contextualización de la introducción

La mejor forma de saber cómo abordar una introducción es interpretando bien el título del texto. En el 90% de los casos la respuesta sobre lo que necesita el contenido está ahí. Vamos a ver algunos ejemplos prácticos de cómo hacerlo:

Título: es “cómo el Marketing de Contenido puede contribuir para los negocios de tú empresa”.

Inadecuado: explicar cómo funciona el Marketing de Contenido para las empresas.

Indicado: contextualizar sobre el Marketing Digital y su importancia, el nuevo comportamiento del consumidor en la web y los factores relacionados a las cuestiones más importantes de la idea que debe desarrollar el contenido y la explicación de la promesa del título.

Título: cómo medir el ROI en las estrategia de Marketing de Contenido.

Inadecuado: explicar lo que es, para qué sirve y cómo funciona el Marketing de Contenido. Si el lector buscó información sobre medición de retorno sobre la inversión significa que ya entiende todo este proceso inicial y, por eso, tu introducción se torna irrelevante.

Indicado: hablar sobre la importancia de acompañar la medición de los resultados para optimizar las estrategias, buscar más recursos para invertir y otros beneficios y necesidades de acompañar el retorno sobre la inversión.

3 – Consejos e información superficial

Si ya realizaste una búsqueda en Internet y, al abrir el texto, lees diversos datos que no son nada nuevos para ti, probablemente no consideres que sea un buen contenido. Al final si tienes una duda y haces una investigación para resolverla, quieres encontrar información que te sirva para conquistar tu objetivo.

Entra aquí, entonces, uno de los errores más grandes de los redactores: construir argumentos superficiales, poco detallados, sin ejemplos que ilustren claramente una explicación, entre otras cuestiones que dejan argumentos vacíos. Por eso, intenta que los consejos que serán pasados, basen sus argumentos en investigaciones y garantiza que el contenido desarrollado por ti no servirá sólo para enseñar al lector, sino también para que sea compartido y marcado como referencia para otras personas.

4 - Pensar que porque tienes mucho conocimiento sobre un tema, no hace falta investigar

Los mejores redactores son aquellos que superan cualquier desafío. Al final, ellos saben que escriben bien y que, con una buena búsqueda, conseguirán crear un contenido único y bien explicado. Sin embargo, es cierto que, siempre que sea posible, debemos procurar escribir sobre temas con los que tenemos más afinidad, lo que nos exigirá menos tiempo de búsqueda, desarrollo y, consecuentemente, una mayor posibilidad de alcanzar las expectativas del cliente.

Dicho esto, esta preferencia acaba creado un pésimo hábito en los redactores: creer que por tener bastante conocimiento sobre el asunto, no hay necesidad de realizar una investigación. ¡Gran error! Cuando esto ocurre, es fácil de identificar por los editores debido a algunas señales muy claras:

  • Argumentos que se asemejan a una conversación personal e informal, o que carece de objetividad y raciocinio;
  • Explicaciones confusas, sentencias desconectadas y, en algunos casos, sin lógica;
  • Repetición de argumentos, al igual que algunas palabras.

Por eso, el consejo aquí es: independientemente de tu nivel de conocimiento sobre un determinado asunto, ¡investiga! Siempre hay algo nuevo que aprender, una forma más clara de explicar un concepto o ejemplificar algo.

Otra cuestión que puede ser muy común en este caso es la falta de contextualización sobre la situación del cliente específico. Para que la estrategia de Marketing de Contenido funcione, es necesario que el contenido sea valioso y relevante para alguien. Por eso, nunca dejes de leer la información que tienes sobre el cliente, su público, el lenguaje que debe usarse, los productos o servicios ofrecidos, en fin, todo lo que tienes sobre el cliente. Así, con seguridad, tendrás más éxito a la hora de entregar.

5 – Falta de organización de las ideas

Muchas veces, cuando vamos a comenzar a escribir un texto, varias cosas nos vienen a la mente y comenzamos a escribirlas rápidamente, ¿no es cierto? Pero esto está lejos de ser la mejor manera de escribir un texto. Las ideas pueden quedar desconectadas y mal elaboradas. O peor todavía, no responderán la propuesta del título.

Por eso, lo que debes hacer en este caso es montar un pequeño esqueleto del texto antes de comenzar a escribirlo. Enlista los subtítulos que juzgues importantes, ordénalos de manera que tengan más sentido para el lector y escribe algunos de los principales puntos que deben ser tratados en cada subtítulo. Así, cuando vas a escribir el texto solo necesitarás desarrollar las ideas con las mejores palabras; el contenido en sí ya estará definido y delimitado.

6 – Inadecuación del lenguaje

Imagina la siguiente situación: estás enfermo y te invitaron a una conferencia sobre higiene personal para ancianos en un asilo de la ciudad. Piensa en los asuntos que abordarías y cómo lo harías.

Ahora, visualiza otro escenario bastante similar: tu presentación fue muy bien recibida en el asilo, y ahora quieren que hables sobre el mismo tema, higiene personal, a un grupo de primer año de la escuela del barrio. Reflexiona nuevamente sobre cómo transmitirías la información.

Seguramente serían conferencias muy diferentes, ¿no lo crees? Es fundamental saber cuál es la manera adecuada de comunicarse, pues esta representa tu posición frente al público. Así, hablar de una manera muy formal a un adolescente, puede implicar que pierda interés en el tema y, al mismo tiempo, hablar de una manera infantil con un anciano puede darle a entender que no lo respetas.

Sorprendentemente, parece que perdemos el sentido común cuando pasamos al campo de los textos virtuales. Intenta escoger un vocabulario y no te olvides de leer el briefing de la institución para la cuál estás trabajando. Piensa en el objetivo del texto que estás escribiendo, evalúa el perfil de los clientes que procuras atraer y demuestra que eres capaz de conectarte con ellos, usando un tono que los haga sentir cómodos y disminuyendo las oportunidades de que malinterpreten el mensaje.

7 – Falta de subtítulos

Los subtítulos son importantísimos en la organización textual por muchos motivos. Cuando una persona está buscando una información en la web, al encontrarse con un artículo, le da una rápida ojeada por los subtítulos para saber si el texto está realmente de acuerdo con lo que necesita leer. Así, si el artículo trata rápidamente sobre un tema determinado, el lector podrá hacer una consulta aislada de él.

Pero si el texto está de corrido, es difícil identificar cada asunto y puedes tener certeza que es en ese momento que perdiste al visitante de tu sitio, porque él no va a perder el tiempo leyendo un artículo entero solo para saber si, en algún momento, vas a hablar sobre lo que necesita. Además de eso, con los subtítulos, si la lectura del cliente es interrumpida por algún motivo, cuando quiera retomarla será mucho más fácil hacerlo, aumentando las probabilidades de que alcances el objetivo de cualquier contenido: que el lector lo lea de principio a fin. Por lo tanto, recuerda adecuar el contenido, los subtítulos y tu propuesta inicial, y no temas dividir tu artículo para promover mayor fluidez.

8 – Ausencia de CTA

CTA es la abreviación del término Call to Action que, en español, sería algo como “llamada a la acción”. En resumen, es un estímulo para que el lector se relacione con la corporación. Naturalmente, esa llamadas deben ser acompañadas de un verbo imperativo.

No utilizar un CTA en tu artículo significa perder un excelente recurso de interacción con tus lectores. Lamentablemente, este es un error muy común entre los redactores de web. Existen muchas formas de usarlos y 3 posiciones diferentes donde pueden ser insertados en el texto:

Introducción

En la introducción es común que el CTA venga como una invitación a que el lector inicie la lectura de tu artículo. Debes presentar el tema del que vas a hablar, mostrándole a tu público que va a aprender contigo. Una buena estrategia es mostrar al lector que conoces el problema por el que está pasando, creando un lazo de confianza. Así, lo incentivas a continuar leyendo y descubriendo lo que tienes que decir en el texto.

Desarrollo

En esta parte del texto, es usual usar los hipervínculos para el flujo de la página. A partir de un tema presente en el artículo, que no tiene que ser tratado en el contenido puesto que no es el foco del asunto, puedes insertar un hipervínculo para llevar al lector a otra publicación que hable más sobre el tema.

De esa manera, las probabilidades de que tus visitantes pasen más tiempo en tu sitio es mayor. En el caso de este artículo, los hipervínculos están a lo largo del texto, para que quién esté interesado en otros temas sea llevado para una página que hable más sobre el asunto en específico.

Conclusión

Los CTAs de la conclusión son los que más varían de página a página y de texto a texto. Puede ser que la llamada dirija al lector a una landing page, estimulando la descarga de un e-book, por ejemplo, en ese caso, el objetivo sería la generación de leads – clientes potenciales.

Pero hay varias motivaciones para las llamadas de esa etapa, pudiendo también estimular a los lectores a que dejen un comentario, compartan el texto en las redes sociales, se suscriban al newsletter y varias otras.

9 – Falta de revisión de los textos

Este es un gran problema, pero mucho más simple de resolver. Es común recibir artículos con palabras duplicadas en secuencia, frases incoherentes, entre otras cuestiones directamente relacionadas a la falta de edición. Son faltas pequeñas, a veces hasta ligadas al empleo de una palabra inadecuada que, de buenas a primeras, suena bien en el contexto. Aún así, generan un impacto fuerte en tu reputación como escritor, pues hacen que parezca que no te esforzaste a la hora de hacer el contenido.

Nuestro consejo en esta situación es que, siempre al terminar un texto, dirijas tus esfuerzos a otras actividades, des una pausa, camines, en fin, que te desvincules de aquel contenido por un tiempo. Posteriormente, retoma la lectura del artículo con calma, asegúrate que la información es clara, está bien explicada, que no hay repetición de palabras. Quita todos los errores de ortografía (principalmente en relación a la última reforma ortográfica), gramática y hasta conceptuales.

No te olvides de adecuar el formato del texto. Este debe ser un requisito que se verifica con el cliente para conseguir adecuarse a las especificaciones. Pero, si el cliente no pasa un estándar del formato, certifícate que el texto está de acuerdo con la RAE. Haz que tu texto tenga un aspecto más correcto y profesional.

10 – Hipervínculos equivocados

Las personas que conocen sobre marketing digital y, principalmente, sobre SEO, saben lo importante que es que los textos producidos tengan hipervínculos que hagan que el lector que llegue hasta la página se quede a navegar por su blog. Esta técnica llamada link building es un factor de clasificación muy importante para los blogs.

Por eso, para que las páginas consigan usar esta táctica a su favor, es importante hacer los vínculos correctamente, es decir, de manera natural a lo largo del texto, sin forzar el contenido para que no perjudique la experiencia del lector. Además de eso, es importante conseguir vincular contenidos que realmente sean relevantes en el contexto. De nada sirve invitar al lector a una publicación sobre CTAs en un texto sobre cómo ahorrar durante las vacaciones, ¿no lo crees?

11 – Uso inadecuado de las palabras clave

Así como los hipervínculos, las palabras clave son fundamentales para la clasificación de las páginas. Sin embargo, solo van a generar el efecto deseado si fueron usadas de manera adecuada. A continuación, te presentamos los mejores consejos para la utilización de palabras clave en el texto:

  • Usarla por lo menos una vez en el primer párrafo;
  • Aplicarla naturalmente en por lo menos un subtítulo;
  • Usar variaciones de la palabra clave a lo largo del texto;
  • Si es posible, posiciona la palabra clave al inicio del título, para garantizar que sea leída por el internauta.

Fíjate que la palabra “naturalmente” fue destacada en los consejos de arriba. Eso no es una casualidad. Hoy en día, el algoritmo de Google valoriza mucho más el uso de las palabras clave de manera natural en el contenido, de forma tal que facilite el trabajo a quién está buscando cierta información, sin perjudicar la calidad del texto. Por eso, es importante siempre usar la palabra clave, pero no es necesario hacer frases absurdas o fuera de contexto solo para repetirla más veces.

¿Comprendes mejor los descuidos más frecuentes de los redactores web y la importancia de evitarlos? Si tienes alguna duda que no fue resuelta en el artículo o se te ocurre algo que agregar, ¡cuéntanos en los comentarios de abajo! Tu participación es fundamental para que podamos ayudarte con consejos cada vez más relevantes. ¡Hasta la próxima!

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