Por José Fermín
Publicado el 5 de mayo de 2017. | Actualizado el 5 de mayo de 2017
Actualmente, muchas personas viven siempre tras varios blogs, portales de noticias, redes sociales y hasta al buzón de entrada de su email personal, siempre esperando un nuevo mensaje. Y todo eso puede tener lugar simplemente en un computador.
Suma todas esas posibilidades a las notificaciones que aparecen en la pantallita de su Smartphone o tablet y los contenidos que son transmitidos por los medios de comunicación más tradicionales, como el periódico, la revista, la radio y la televisión.
Por estar sumergido en tanta información es casi imposible que tú (al igual que la mayoría de los usuarios de Internet) sepas cuantas veces por minuto cambias de una ventana a otra. Sin embargo, no es necesario traer ese número en la punta de la lengua para entender nuestro texto.
A fin de cuentas, el especialista en redacción para web no hace ese conteo en papel, ya que parte del supuesto de que el usuario de Internet, muchas veces, no lee todo el texto en una página – en vez de eso, examina rápidamente cada parte del contenido en busca de información relevante.
Como se dice por ahí, hay muchas cosas sucediendo al mismo tiempo, y las personas no quieren perder tiempo corriendo atrás de aquello que deber ser presentado ante ellas de un modo simple y fácil de entender.
Si los textos de un sitio parecen complicados, el usuario de Internet no va a pensar dos veces antes de cerrarlo. Por eso, el buen redactor busca crear textos que tengan “escaneabilidad” o, en otras palabras, la adecuación del contenido para que sea lo suficientemente simple para ser entendido con un rápido “vistazo”.
Así es, existen algunas técnicas que pueden ser aplicadas para mejorar la escaneabilidad de tu contenido y facilitarle (¡y mucho!) la vida a tu lector, que, como ya vimos, está apurado y ansioso.
¿Quieres saber cuáles son esas estrategias?
Entonces continúa leyendo nuestra publicación de hoy. Aquí, preparamos una lista con 6 consejos que van a hacer que tu texto sea todavía más fluido y escaneable. ¡Empecemos!
Imagina la siguiente situación: creaste un texto relevante para tu persona (las representaciones semi-ficticias de tus clientes ideales) con todos los cuidados que deben ser tomados en relación a la gramática y la ortografía.
Sin embargo, por culpa de todo ese trabajo, tu material está muy grande. Entonces, ¡espera un momento antes de publicar ese contenido!
Antes de colocar tu texto en Internet, piensa en los lectores: ¿será que tres largas hojas de tu material, por muy bien escritas que estén, van a conseguir llamar la atención de tu visitante y mantenerlo en tu sitio web?
No. Y hay una buena razón para ese rechazo.
Por más que tu lector haya encontrado un texto que va a responder todas sus preguntas con un lenguaje correcto, puede perder interés cuando percibe que se verá inmerso en un mar de palabras.
Por lo tanto, es muy importante evaluar el contenido. Para hacer eso de la manera correcta, puedes hacerte a ti mismo las siguientes preguntas:
Después de responder esas dos preguntas, puedes avanzar al siguiente paso, que es imaginar el tamaño ideal para tu contenido. Intenta usar algunas medidas de texto ya consagradas en Internet como meta (recuerda que algunas palabras extra no hacen daño a nadie):
Con todo, si te das cuenta que tu contenido necesita de muchas más palabras que un gigantesco artículo de 3000 palabras, tal vez sea mejor considerar la producción de otro tipo de material. La solución puede ser un e-book de más de 4000 palabras o hasta un video.
¿Ya has visitado algún sitio o un blog y encontrado varios textos corridos sin ninguna división? Si es así, seguro puedes recordar cómo avanzar por la página fue incómodo, ¿no es así?
Este tipo de portales son poco atractivos porque se limitan a presentar todo su contenido en bloques de texto.
Los párrafos muy grandes dificultan la lectura dinámica y hacen que el trabajo del lector sea más difícil. La legibilidad de los textos no depende solo del tamaño de las palabras, sino también del espacio vacío entre ellas.
A fin de cuentas, con un “vistazo” a los inmensos bloques de texto, las personas no pueden identificar dónde comienzan y dónde terminan tus ideas con la misma facilidad que tendrían en un contenido con párrafos cortos.
Ten la certeza de que, a lo largo de tu texto, debes incluir espacios en blanco, pues estos dividen y garantizan un “respiro” en la página. También ayudan a las personas a acompañar la estructura de tu redacción y, consecuentemente, el desarrollo de tus ideas.
Nuestro consejo es que cada párrafo tenga cerca de 5 líneas – o en una medida un poco más precisa, aproximadamente 50 palabras. Sin embargo, esa medida es flexible. Algunas pocas palabras más o menos no van a perjudicar todo tu contenido.
Así como el espacio entre los párrafos, los subtítulos son buenos recursos para hacer que tu contenido sea más seductor y para ayudar al lector a entender cuál es el tema de cada parte de tu texto y lo que va a aprender a lo largo de tu material. ¿Aún estás confundido? No te preocupes, aquí te doy un ejemplo para que entiendas a qué me refiero.
Imagina que estás produciendo una publicación de blog con el siguiente título: “SEO: qué es y cómo usarlo en tu página”. A la hora de escribir tu texto, puedes separar tu contenido con los siguientes subtítulos:
En otras palabras, puedes usar los subtítulos para garantizar más fluidez y hacer que hasta los lectores más apurados y ansiosos se dediquen a leer, por lo menos, una parte de tu contenido. También debes recordar que un texto para web debe tener, como mínimo, 3 subtítulos. Eso quiere decir que puedes insertar cuantos subtítulos quieras, pero nunca menos de tres.
Este es otro consejo que, además de ser súper simple, también es bastante efectivo. Puedes usar el formateo de tu editor de texto para destacar ciertas palabras que realmente sean relevantes. No vale escoger términos aleatorios, pues el lector se va a dar cuenta y va a comenzar a cuestionar la credibilidad del texto.
Siendo así, usa negritas, itálico y subrayado o hasta algunos colores diferentes en el cuerpo del texto para garantizar el realce de pedazos significativos del contenido. De esa forma, consigues atraer y captar la atención de tus lectores todavía más.
En este caso, no existe una regla para definir cuáles palabras deben recibir ese formato diferenciado, pues eso depende de la naturaleza de tu material, es decir, del contexto. Aún así, existen algunos pasos que pueden llevarte al éxito con más facilidad.
¿Recuerdas cómo los libros infantiles eran rápidos de leer? Eso es porque eran creados con bellas ilustraciones. Entonces, ¿qué tal usar la misma idea en tu contenido?
Mejorar tus textos con elementos no verbales se aproxima mucho a los consejos anteriores, pues todos los elementos de división exterminan la monotonía de la lectura.
Y lo mejor de todo es que, a diferencia de los libros físicos, el contenido para web acepta varios tipos de formatos además de las imágenes. Siendo así, puedes pensar en incluir en tu texto:
¡Así de simple! Los usuarios de Internet adoran las listas, y los marcadores (también conocidos como bullet points) son el mejor recurso para hacer eso de la manera correcta. – y mejor todavía, coloca la idea principal de cada ítem en negrito para que destaque.
¿Quieres un ejemplo? Entonces recapitulemos – ¡en un formato de lista! – cuáles fueron los 6 consejos para aumentar la escaneabilidad de tus textos al producir un contenido web cada vez mejor. Veamos:
El Internet es un ambiente de consumo de información completamente diferente de las plataformas tradicionales. Por eso, es bueno conocer las particularidades del mundo online y mantenerse atento a ellas. Para escribir bien para web, es fundamental crear textos con buena escaneabilidad, pues ellos permiten que el lector consiga lo que busca de forma rápida.
Y tú, ¿conoces algún otro consejo que no mencionamos?
¡Entonces deja un comentario y cuéntanos que otros secretos tienes para garantizar la escaneabilidad de tus textos! Aprovecha también de suscribirte a nuestro newsletter para seguir recibiendo contenidos de calidad en tu bandeja de entrada.
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